Leo

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lunes, 22 de diciembre de 2014

El año del Yacaré


Leo Mayer completó la mejor temporada de su carrera. Todos sus números fueron superiores a cualquier cosa que haya hecho antes en el tenis. Además tuvo actuaciones trascendentes en instancias límites. Alcanzó sus dos primeras finales de ATP y ganó su primer título en un ATP 500, contra un top ten, dos situaciones superpuestas que al día de hoy son infrecuentes para los tenistas argentinos. Su avance en 2014 quedó registrado cuando arribó al puesto 25 del ranking mundial. Es por varios cuerpos de ventaja el número uno de la Argentina.

El "Yacaré" Mayer lidera el recambio del tenis nacional profesional en un momento histórico que es imprescindible sea bien entendido. No hay que comparar a los jugadores con los logros de otros argentinos en otros tiempos. Tampoco con jugadores contemporáneos de ranking similar. Cada quien debe ser contrastado con su propia historia personal.

Una de las claves en el avance de Leo Mayer en 2014 se apoya en que no precisó jugar torneos challengers para completar su campaña o enderezar lo que no funcionó en los niveles superiores.. Fue un año "limpio", armado exclusivamente con el calendario de alta calidad de la ATP. "Fue uno de los objetivos que me puse para este año: no jugar challengers. Tuve que hacerlo en ocasiones porque necesitaba recuperar puestos luego de una lesión. En la medida en que estuve sano no hizo falta jugarlos. La idea es seguir así para poder en 2015 mantener el ranking...", cuenta Mayer.

Las lesiones atravesaron seriamente su carrera. Los tenistas suelen estar pendientes al extremo de aquellas cosas que los complicaron alguna vez. Puede ser un rival o su propio cuerpo. Para Mayer no sufrir lesiones es la llave al paraíso para luego poder meterse en la jungla del circuito. Esa condición se refleja en los números. Además de no necesitar los challengers para sumar, fue el primer año en el que terminó con récord positivo en el circuito: 28-20.

Por la potencia de su saque se lo sitúa como un jugador de mayores réditos en canchas duras. Sin embargo su récord en cemento fue negativo (7-9), contra un 18-10 en canchas lentas. Dentro del último rubro aparece el título en Hamburgo con el triunfo contra David Ferrer en la final. Los duelos contra los top ten parecen marcarle el territorio: la victoria sobre el español, entonces siete del mundo, fue la única en 18 partidos contra jugadores ubicados entre los diez mejores. La estadística en 2014 fue 1-4 contra los top ten.

Esos números podrían haber cambiado si lograba ganar alguno de los cinco match points que dispuso contra Roger Federer en la segunda ronda del Masters 1000 de Shangai. A Federer hay que ganarle, superarlo en acción y no contar con que se caiga solo aunque se haya asomado cinco veces al abismo en un mismo partido. Ese fue el lamento inicial de Mayer. Luego comprendió que estaba en condiciones de jugar a ese nivel.

El desafío es poder hacerlo regularmente. Antes de ese cruce había tenido otro chequeo valioso para sacar conclusiones. Fue en la Copa Davis y en el cuarto punto de la serie contra Israel. Su partido contra Dudi Sela fue impecable. Ahí supo que enfocado, con una hoja de ruta clara y un buen soporte anímico, su tenis puede volar alto. Sin necesidad de ponerlo en el rol de líder porque el ranking así lo manda, su aporte en la Copa Davis otra vez será imprescindible para la serie contra Brasil. Mayer precisa escapar de la presión y no convocarla con liderazgos reclamados desde afuera.

"Hay cosas que tengo que mejorar. Aspectos del juego por ajustar. Pero nada es grave. Preciso seguir trabajando la parte física para poder competir bien", dice Mayer, ya en el último tramo de la pretemporada antes de viajar a Doha y luego Australia. Leo saldrá nuevamente a competir con la misión de mantenerse entre los top 30 y no descansar en su condición de recién llegado a ese nivel. Comienza 2015. El Año del Yacaré. Que busca mantener su éxito en una nueva temporada.

NOTA: CanchaLlena.com.ar

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