Leo

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jueves, 14 de agosto de 2014

Entrevista a Leo en CANCHALLENA

Pesca, río, lanchas y el bulldog Nelson, las debilidades del Yacaré

Cada vez que está en el país, Mayer pasa gratos momentos embarcado y junto con su novia: "Te olvidás del mundo".


Leo Mayer ama el río, la pesca, las lanchas. Es su cable a tierra. Cuando se encuentra en el país, los viernes por las noches, sabiendo que no se entrena ni sábado ni domingo, se acuesta temprano porque a las seis -o antes también- suena el despertador para ir a Zárate. "Me vuelve loco la pesca. Todo el mundo me dice 'estás mal, tan temprano salís'. Pero para mí es lo mejor que hay ir al río. A veces voy con mi novia (Milagros), mi cuñado o algún amigo. A mi novia no le gusta ir tan temprano, yo soy muy kamikaze. Digo, 'bueno, chau' y me voy. Me llevo el mate, algo para comer y al río. Hasta la parrilla llevo en la lancha; bajo en la costa y hago el asado. En el verano me puedo quedar todo el día arriba de la lancha y vuelvo a las 8 de la noche, que todavía hay luz. Volvés cansadísimo, pero con una alegría... Aunque no pesque nada. Es como que te olvidás del mundo, pongo la radio, escucho, llevo el celular por si la lancha no me anda y tengo que llamar a alguien para que me venga a buscar (lanza una carcajada). No me pasó por ahora, espero que nunca me pase, sería horrible. Tengo lancha y me quedo muchas horas. Soy tan pescador porque lo heredé de mi viejo. Cuando estoy en Corrientes hago pretemporada, hago doble turno y más de cinco horas por turno (sonríe). A la mañana con mi viejo y a la tarde con mi hermano. No me aguantan el ritmo de la pesca (sonrisas)", cuenta Leo, sin pausas, con el rostro iluminado.

Como todo buen pescador reconoce que es algo fabulador. "A veces hay que mentir también. Porque hay otro que te saca siempre uno más grande y hay que igualarlo de cualquier forma", bromea. ¿Y qué pesca? "Doraditos. Pero es para divertirme, no como el pescado, lo saco y lo devuelvo. Es un hobby. Me desconecta. Te vas del mundo, no te jode nadie, sólo hay ruido de alguna lancha que pasa. A veces, cuando no hay pique, también voy a navegar un buen rato; para un lado, para el otro, tranquilo. En el exterior nunca pesqué, lo tengo pendiente; tampoco lo hice en mar".

No sólo los familiares acompañan a Mayer al río. También Nelson, un bulldog ingles inquieto, de un año y seis meses, que un amigo les regaló a él y a su novia. Es una de las debilidades del tenista: "Lo llevo en la lancha. Cuando vamos en verano lo tiro al gua; no nada muy bien, pero yo me meto al lado y lo ayudo. Es nuestro compañero. Duerme en la cama y todo. Es el dueño de la casa, maneja todos los tiempos a la noche, avisa cuando se quiere ir a dormir, llora, todo. Es hermoso, me encanta. También lo llevo en el auto, lo ato y sabe todo", dice Mayer, un muchacho de perfil bajo que disfruta de su mejor momento.

Nota: Martes 12 de Agosto de 2014. http://canchallena.lanacion.com.ar/

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